03 diciembre 2007

En alegría, hasta el tango sigue siendo brasilero



Ahora sé cómo se siente llegar en lo más alto del Teatro Opera. El sábado estuve en la última fila de arriba -tocaba el techo y veía los desperdicios que estaban tirados detrás de la fila de asientos- viendo, de muy lejos, por supuesto al Grupo Corpo.

Algo así como los únicos quince brasileros tristes, pensé yo cuando supe que venía a presentar unas coreografías de tango.

Bueno, no, la alegría sigue siendo brasilera. Muy divertido. Como si bailaran aquellas primeras cuartetas obcenas y divertidas.

Mucho humor, boleros impecables, un colorido intenso casi africano, sobre fondo negro tanguero y unos encadenamientos vertiginosos que por un momento me hicieron creer que estaba ubicado en el mejor lugar, para ser el beneficiado, si alguna bailarina se escapaba en algún giro.

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