06 junio 2007

La Selección y la emoción nacional


Escapando por arriba del laberinto de histéricos que gritan como locas por los tres goles estúpidos que le hizo Argelia ayer a la Argentina, de ese partido se pueden rescatar algunas cosas. Por ejemplo, el Coco.


Un primer vistazo parecía poner en duda el desempeño de Basile, cuando decide cosas como jugar sólo con tres delanteros y siete de marca. O cuando vuelve a molestar a Zanetti con esa posición invento de ocho. Pero Basile, ayer volvió demostrar que es precizo aceptar su "yarap" (shut up) y confiar en el más argentino de los técnicos nacionales.

Porque, uno se puede preguntar para qué quiere tres cinco (Gago, Mascherano y Cambiasso) si jugás con cuatro en el fondo y el equipo contrario te llega sólo con pelota parada. Pero después, el DT te muestra que entendió todo, o casi todo, y pone a Lucho González y baja a Zanetti a su posición, lo pone a Aimar y no lo saca a Messi y los manda a tocar.

Y más allá de que el cánon futbolítico de hoy (ese saber importado de Europa que dice que lo más importante es que no te hagan goles, como dijo Ayala ayer y en su momento refrendaron passarellas, pekermans y bielsas) sea una patraña mesquina, lo más importante que hizo el Coco ayer, en contra de la verdad revelada que sostienen todos los medios en tándem, fue salir y destacar que cuando Argentina toca él se emociona.

El Coco le llamó la atención al TyC boys que lo entrevistaba y tuvo que repetírselo porque, como todos los TyC boys, estaba más formateados que los jugadores, aunque se haga el loco con un programa que se llama "Sin cassette". Siguió preguntando lo suyo en el mismo tono tinellesco de un movilero de campo.
El Coco le marcó hasta el momento de mayor emoción, cuando Messi, después de un cambio de frente de cuarenta metros, bajó la pelota como si se la hubieran pasado con la mano. "Eso te emociona" le contó el Coco. Pero el pibe, botón de muestra de este periodismo nuestro, estaba más emocionado por la exclusiva, por marcar que los demás medios estaban vedados a la nota que él tenía, que por el fútbol.

De todas maneras, sabiendo que el técnico piensa así, uno no puede más que tranquilizarse y tararear eso de "volveremo, volveremo...".


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